martes, 23 de septiembre de 2008

Cosas secretas de La Caja Mágica

Por lo que veo corren tiempos de apocalipsis contagioso, de ese que se te mete dentro y, oye tú, que no te lo sacas ni padiós. Todo kiski parece sumido en letanías del tipo "quién me ha puesto la pierna encima", "cuando parece que voy a sacar la cabeza me la cortan", "mira que es mala suerte" y, joder, "esto solo me pasa a mí". Todo a ritmo de bolero fondón. Que en llegando octubre el tiempo se amustie,la oscuridad avance a mordisco limpio y se aireen la trenkas, desde luego ayuda en nada a espantar el enjambre de pestes que nos rodean.


Para combatir ese desasosiego cabroncete y traidor conviene tener a mano una Caja Mágica. Yo tengo una. En ella hay cosas materiales que me reconfortan, activan a mi alrededor un escudo magnético protector que asfixia y repele el ataque de esas fuerzas malignas. Aunque son secretas (las cosas esas de la caja), voy a enseñaros algunas. Pero poco a poco, ahí va la primera.



Ahí está, el único single que me he comprado en la vida. Fué hace mucho tiempo, y sin duda alguna víctima de un ataque masivo de jóvenes e impulsivas feromonas. Gilbert O'Sullivan -un irlandés melosón con el pelo cardado y cortado como a tazón- escupía con ojos tristes una canción que con el tiempo iba a ser un cásico. La narración de un pobre hombre al que le daban calabazas en el altar y se quedaba "otra vez solo, naturalmente" atravesó como una exalación el espacio sideral para irse a clavar en mi recién formado corasonsito y quedarse allí, doinnnnnnngggg, vibrando como lo haría un cuchillo en la madera de un alcornoke (siempre y cuando se lance a distancia y con esa profesionalidad que hoy tanto escasea), doinnnggg. El solo de guitarra española del centro marcó un antes y un despues, fue mi caída de Contantinopla, me catapultó de un sopapo a la espantosamente genial adolescencia que, como uno de esos tigres Dientes de Sable de los comics de Conan, surgió de pronto de allí, del mismísimo fondo de aquella negra oscuridad vinílica que giraba cuarentaycinco veces por minuto, surgió de allí, digo, y me pilló en babia, me atrapó, me masticó, me escupió sobre la alfombra de la habitación, me agarró por los tobillos y me empezó a golpear contra las paredes una y otra vez...y así hasta hoy.

Otro día, otro secreto de la Caja Mágica, queridos amigos. Si no tenéis una, ¡confeccionadla ya¡ ¡antes de que os pille el toro, coño¡.

martes, 16 de septiembre de 2008

¡No disparen al teclista¡


Si hay alguien sufrido en el mundo de las bandas de rock, esos son los teclistas. El batería es ese loco simpático, el guitarrista es el héroe , el cantante un saltimbanqui y el bajo infunde un respeto monástico (como de cura obrero que cuida de los demás, esos niños traviesos), pero…¿qué hace aquel del fondo con tanto cable y tanta ostia?.
Incluso ahora, que con el siglo XXI parecía haberles llegado el momento de la revancha, van los djs y les roban la cartera. Pobres teclistas. Siempre sospechosos de escuchar jazz a escondidas, apartados una y otra vez de las portadas de los discos, tan solo el rock sinfónico fue capaz de darles cierta seguridad laboral. Ese tenía que haber sido su momento. Y ni por esas.
Lo intentaron todo. Se colgaron el pesado teclado al cuello (para alegría de las cervicales) intentando reptar de esa guisa hasta la primera fila para horror del vocalista, se envolvieron en túnicas medievales (Rick Wakeman) con las que se tropezaban una y otra vez, surgían del suelo entre vapores tóxicos impulsados por un gato hidráulico que a veces se atoraba a medio camino y les dejaba asomando ridículamente la cabeza a ras del tablao durante al menos un par de temas…Y ná de ná..¡ que nadie se daba cuenta de que estaban allí, cojones¡.

Rick Wright fue una excepción, hasta cierto punto. Fue miembro fundador de Pink Floyd. Compuso un puñado de grandísimas canciones para la banda . Su aportación era imprescindible, curraba como un negro. Y sin embargo fue el primero en ser exilado de la banda cuando el ego de Roger Waters comenzó a desmandarse. Rick Wright: un tipo tranquilo y honesto según todas las crónicas. Un gran teclista. Y que murió ayer, a la edad de 65 años en un hospital de Londres tras lo que su familia ha definido como “una corta lucha contra el cáncer”.




lunes, 15 de septiembre de 2008

Porcupine Tree en Baraka

Son una debilidad personal. Difíciles de etiquetar. El típico grupo que tan solo se hace notar cuando ves su nombre en boca de músicos que admiras. Y así, un día, te pones a buscarlo…

“Porcupine Tree es una banda de rock formada en Hemel Hempstead, Inglaterra. Esta banda es el proyecto más exitoso del músico Steven Wilson, como lo evidencia su creciente popularidad. Con una mezcla de rock psicodélico, rock progresivo, música ambiental y, más recientemente, heavy metal, han desarrollado piezas musicales bastante impresionantes por su diversidad y por la calidad distintiva del sonido en sus grabaciones. Wilson, un músico autodidacta amante de diversos géneros musicales,2 y que comenzó con el proyecto como una parodia cómica de los grupos progresivos de los '70 paralelo a otro de sus múltiples proyectos, No-Man, ha trabajado con una buena cantidad de músicos y artistas, entre los que destacan Marillion, Opeth o Dream Theater.”

Al menos la wikipedia lo intenta. Yo soy incapaz. El caso es que ya llevan nueve álbumes, de los que los cuatro últimos merecen la pena de verdad (“Lightbulb Sun” (2000); “In Absentia”(2002); “Deadwing”(2005) y el último, “Fear of a blank planet” (2007)). Por su parte, el incansable Steven Wilson anuncia su primer trabajo en solitario para el próximo mes de noviembre con el título de “Insurgentes”.

“Fear of a blank planet” tiene un hilo conductor: la apatía de los adolescentes, el mundo artificial en el que permanecen secuestrados. Aunque elegir cualquier tema de Porcupine Tree es traicionar la variedad de sonidos que tiene el grupo, me quedo con este en honor a la chavalería que hoy, lunes, vuelve a las aulas.

Si las cosas no se tuercen, Porcupine Tree estará el 10 de Octubre en Madrid,el 11 en Barcelona y el 12 en la sala Rockstar Live de Barakaldo.

domingo, 14 de septiembre de 2008

Empieza el curso. Ese es tu pupitre.


Hello, my friends. Creo llegada la hora de abandonar mi cartujo silencio -despues de dar un tiempo prudencial a vuestros rocosos majines para rumiar el temita del fin del universo- y dar señales de vida antes de que me echen tierra encima. Soportando el sudor frío que siempre ataca a un vasco cuando habla de sí mismo os diré que he andado en estos meses de estío en contacto con animosas costumbres en evidente extinción (el txikiteo sano en cuadrillaje, los cantos en las taskas, el hermoso Bilbao oscuro- gruoso- férrico-lluvioso que enterraron los 90...); que pasé diez días estupendos en un agujero negro de Burgos hasta el que, los días de viento nordeste, llegaba el aroma de los corderos asados de Aranda de Duero ; y que -en cierta forma para mi sorpresa- me han interesado una mierda el mega-vivaespaña de la Eurocopa, los Juegos Olímpicos, el referendum de Ibarretxe, la venta de Aduriz, la televisión, el cine, las canciones del verano, las tertulias de la radio, el Tour de la France y tanto lloriqueo hipotecario. ¿Estaré entrando ya en muerte cerebral? Ná, qué va. Neuronas no es que sobren, pero aún quedan un par de ellas para seguir bailando en la oscuridad.


Por lo demás mi chica me ha aguantado todo y más (hasta que deje de aguantar, claro, muá) y mis diabólicos amigos del alma me han arrastrado a alguna que otra kutxipanda más que interesante que ya tendremos tiempo de comentar, junto a algo de la Guerra Civil, Porcupine Tree, lo aburridos y tristes que son nuestros políticos (estos:los vascos), las mierdas que venden a los críos, lo apoltronados que estamos todos y por qué no sabemos nada del pop francés, italiano o griego.


Lo que es por ahora...¡QUEDA REINAUGURADO ESTE PANTANO¡.