Bilbao se despereza y obsequia a sus hormigas con una de las tonalidades más irritantes
del gris. Furgonetas repartidoras traquetean de aquí para allá polinizando los
comercios más madrugadores. Turistas paranoicos con ojos de búho buscan su
hotel deslizando un dedo mojado sobre un mapa licuado. Escuadrones de gaviotas que aúllan
como monos cagan a placer sobre las placas de titanio del museo-reclamo.
Algo
más al fondo, los últimos resistentes
del BBK Live descienden la montaña sagrada de Kobetas camino del centro de la
ciudad. Entre ellos hay quien se cree el mismísimo Moisés de regreso a su
pueblo, acarreando las Tablas de la Ley del Pop entregadas esa noche en mano por Franz Ferdinand. ”Diréis lo que queráis",
dice Txiki, "pero el cartel de este año no está a la altura, para nada, decepcionante,
¿Franz Ferdinand? ¡Bah! ¡Tercera categoría!”. “Hombre, no han estado mal…” le
responde Porrón que va diez escaleras más adelante. “Claro que no han estado
mal, pero joder… ¿cabezas de cartel? ¿éstos? ¡A otro perro con ese hueso, no te
jode!…aquí hay afición y pasta suficiente para jugar más fuerte ostiaaa, más
fuerte….”. Una rata del tamaño de un camión de basura se agita entre los
arbustos. “¡Y mejores servicios, cojones, que nos tratan como a presidiarios!”,
brama Kupela, que va cerrando la fila india.
“Vale entonces listillo", dice
Txato dirigiéndose a Txiki, "¿a quién pondrías tú entonces de cabeza de cartel?,¿eh?” Se hace un silencio que coincide con un tramo especialmente vertical y
oscuro de la escalera de piedra irregular. Por fin, bajo una farola de aspecto escalofriante,
Txiki se detiene y, volviéndose, anuncia: “Pues mira, qué menos que Prince, U2
y Neil Young, por ejemplo y sin pensarlo mucho. Ésos sí que dan la talla, están
a la altura de esta movida, qué menos, ¿y qué harías tú, capullo sabelotodo?”
“Pues mira”, le responde Txato, "por mí Lady Gaga el jueves, Beyoncé el viernes y Britney Spears pal sábado…y
chupando banquillo, por si hay alguna lesión, Shakira y Kate Perry, y te aseguro
que este pavo subiría y bajaría este puto everest con mucho más entusiasmo…” Tras
unas risitas de conejo, Kupela y Porrón berrean al unísono mientras sortean un espectro que se vomita en
los zapatos: “¡Estamos contigo
Txato!¡Que le den polculo al nilyaun!”.