miércoles, 21 de enero de 2009

Pa mí que este es el mejor disco en directo de la historia del rock, ya ves.

Parece que fue ayer cuando los cuatro miembros de la que más tarde pasaría a llamarse la Banda de los Cuatro Osos (o sea: Manu, Píper, Flaki – ya os hablaré de estos barandas, je, je, amigos del alma-y aquí quien escribe…) barríamos literalmente con el sudor de nuestras espaldas las pistas de remotas discotecas margenizquierdosas. Lo hacíamos a conciencia, sin escrúpulo alguno (pa qué), girando como posesos, machacando (como dictaba la moda) guitarras imaginarias,expandiéndonos hacia todos los lados, cambiando de dirección bajo el influjo de misteriosas y terribles descargas eléctricas, agitándonos como a punto de escupir un Alien, con los ojos en blanco como los no-muertos de las noches de Haití, epilépticos, sudorosos, y poseedores involuntarios de lo más valioso: la conciencia –sin esfuerzo alguno- del aquí y ahora. O sea, dicho de otra forma, y con un criterio amplio y muy-muy generoso: bailábamos.

A la hora de salir a la pista (joder, tíos, ojalá todo aquello estuviera grabao) al encuentro de estos trances éramos tan simples como el perro de Paulov. Sonaba el estímulo sonoro y al lío. Y de entre todas las cosas que nos hacían brincar no recuerdo ninguna tan intensa como este “Made in Japan” de los Deep Purple, el mejor disco en directo de la historia del rock y, aún hoy, el más vendido. Pura energía. ¡Solo con deciros que es el único disco en el que soporto una de mis fobias personales: los jodidos falsetes¡. Bestial. Grandes, los Purple. Ya lo creo que bai.

martes, 20 de enero de 2009

Fashion Ramone Forever

Como es sabido, Los Ramones fueron una banda neoyorkina de canciones cortas y ratoneras, melenas lacias y alta mortandad de sus miembros. Si bien adorados por muchos, otros podemos confesar (con la resignada certeza de saber a ciencia cierta que seremos víctimas de algún mal de ojo al instante) que su música...ni fú ni fá. Rock primitivo maquillado y nada más, y, para eso, el que aquí suscribe se queda con la banda sonora de "Grease",¡y no digamos ya la de "American Graffiti"¡. Eso sí, y a lo que vamos, Los Ramones me parecen fascinantes en su vida y milagros, mucho más que en su música (otro sacrilegio: me pasa lo mismo con los Doors, qué le voy a hacer, aunque adoro el "Ámala locamente"). Y dentro de ese entorno, el fenómeno de su marketin, merchandisin o como le llamemos, su camiseta merece capítulo aparte. Creo que despues de la imagen del Che, nadie puede robar el segundo puesto en difusión (ni la lengua de los Rolling, ni AC/DC, ni Iron Maiden, ni el "i love New York") a los anagramas, logos y perfiles silueteados de Los Ramones (otro acierto: su imagen de caricatura evidente, personajes de tebeo inamovibles en su estética pitillesca, lo ponían a huevo, los tíos). Esa camiseta ha estado y sigue estando en todas partes, siempre hay un personaje que la lleva en la peli de turno, en el concierto en el que estás, se subastan ediciones concretas en e-bay a precios de asustar...Camiseta que poco a poco se incorpora (con fondos rosas o verdes, lo que quieras, lo que haga juego con el pantalón o la faldita) a los escaparates de Pull & Bear o H&M... Además hay una línea de pijamas para bebés, bolsos ,carpetas, txapas, txupas de cuero con motivo en la espalda, jeans y zapatillas ramone-converse...¡¡¡la releche¡¡¡. Eso sí, puedes interrogar a alguien que la lleva en una fiestuki de las guais y encontrarte con que te responden con toda convicción :"¡claro que les conozco, son un grupo español".


Puestas así las cosas, ¿a quién le puede extrañar que Marky, el último de Los Ramones, acabe de presentar sus credenciales como diseñador de moda?". Tío listo, el Marky.

lunes, 12 de enero de 2009

el horror llama a la puerta

Todo sucedió en Covina, una población del Condado de Los Angeles sin otro dato reseñable que ser el lugar de nacimiento del actor Tim Robbins. Allí, el día de Nochebuena, Jeffrey Pardo, un hombre de 45 años, católico devoto, monaguillo voluntario desde años atrás en las Misas del Gallo de la cercana Iglesia del Santo Remedio, condujo su 4X4 hasta la casa de los padres de su ex mujer. Cuando llama a la puerta está disfrazado de Papa Noel y lleva en una mano, envuelto en papel de regalo, un envase de gasolina. En la otra mano, una pistola semiautomática, que dispara sin pensarlo dos veces ante la cara de la niña de ocho años que viene a abrirle. Luego irrumpe en la casa, donde más de treinta personas celebran una fiesta, y se desata el infierno…Algunos invitados saltan por las ventanas y otros caen víctimas de las cerca de 200 balas que zumban aquí y allá. Luego viene la gasolina y la casa ya está ardiendo para cuando Jeffrey Pardo conduce, tambien él herido por el fuego que ha fundido el disfraz a algunas partes de su cuerpo, hasta la casa de su hermano, donde cuatro horas despues se suicida. Pasados los días, el balance definitivo queda establecido en nueve muertos, entre los que no está la niña de ocho años, que, aunque con la cara totalmente deformada, parece definitivamente fuera de peligro.
¿Fuera de peligro?¿Qué pasará por su cabeza cada vez que llegue navidad, en cada ocasión que un Papa Noel sonriente se acerque a ella para darle una hoja publicitaria o la bienvenida a unos grandes almacenes?¿Cómo va a poder mirarse a un espejo el resto de su vida sin revivir la noche en que todo – su madre, su padre, sus hermanos, su abuelo, sus primos, toda la magia de la infancia- desaparecieron para siempre tras abrir la puerta, sonreir y sentir el fogonazo ante su cara?¿Cómo recuperarse del viaje más cruel imaginable, el que te arranca de la inocencia más blanca para arrastrarte en décimas de segundo hasta las profundidades del horror absoluto, ese que surge y se alimenta de la decepción, de experimentar que aquello en lo que más crees, aquello que para ti es bondad y seguridad, puede quitarse de pronto la máscara y descubrir un rostro cruel, asesino, despiadado?¿Cómo puede estar fuera de peligro si no aprende a olvidar? Y eso es muy difícil: olvidar...