lunes, 10 de agosto de 2009

matar punkis en las cies


Siempre me ha llamado la atención que, incluso para cerebros que considero bien armados, toda la fuerza de cambio, peso sociológico, variedad musical, aventura vital y provocación social que en su momento tuvo el movimiento hippie (y que abrió definitivamente canales de influencia que llegan hasta nuestros días) hayan quedado reducidos con el paso del tiempo a la imagen de un peludo babeante con el cerebro hecho papilla por el LSD que hace el signo de la victoria mientras cree ver un desfile de elefantes azules donde solo hay un par de nubes grises. Hay que reconocer que, al fin y al cabo, la guerra del tiempo la ha ganado Ronald Reagan cuando, siendo aún gobernador de California, describió al hippie como "un tipo con el pelo como Tarzán, que camina como Jane y huele como Chita". Esa es la imagen que parece haber quedado grabada en el inconsciente colectivo. Triste, muy triste.

Los punks recogieron la onda reagan de animadversión y se dedicaron a moldearla a su gusto en humoradas histriónicas del tipo Matar Hippies en las Cies. Ellos, que tanto les debían ...

" Los punks criticaron a los hippies acusándolos de blandos y atribuyéndoles un exceso de mística, si bien ambos movimientos comparten ideales, como la tolerancia, la diversidad creativa, la libertad de expresión y la crítica al sistema establecido y los valores convencionales. Además los hippies fueron de los primeros movimientos dentro del rock en experimentar con formas de convivencia alternativas, como comunas, como también haría más tarde el punk. Los hippies seguían una estética y un discurso básicamente positivo, pero, visto que las décadas anteriores de estos movimientos culturales no habían removido definitivamente los sistemas políticos y de valores de la sociedad, el punk optó por ridiculizarla y confrontarla de forma directamente chocante."
wikipedia

Claro que había diferencias entre unos y otros. Pero tambien muchas cosas en común. Me rebelo contra la historia. No quiero al hippie babeante, como tampoco al punk descerebrado por las anfetaminas. Hay mucho más, tanto en unos como en otros. Pero una otra vez me encuentro en mi mundo con el desprecio ignorante al jipi y cierta idealizacíón épica del punk (héroes, eso sí cargados de contradiciones, que ardieron de forma heroica para liberarnos de una música apelmazada y aburguesada y que cargaron frontalmente contra una sociedad explotadora, ya sabes...). Claro, y no como los hippies, ¿verdad?, panda de niñatos burgueses jugando al pedo entre las flores. Por favor...

domingo, 9 de agosto de 2009

Woodstock, 40 años despues.

Esta semana se cumplen 40 años del Festival de Woodstock. Cuando a las cinco y diez de la tarde de aquel viernes 15 de agosto de 1969 Richie Havens comenzaba a aporrear su guitarra a los sones de "High Flyin´Bird" todas las alarmas de la organización ya habían saltado. La afluencia es muchísimo más alta de lo esperado y todos los accesos están colapsados, mucha gente se iba a quedar sin entrar, ,los grupos no llegaban y todas las previsiones de infraestructuras se habían ido al carajo...nerviosos,tienen que convencer al bueno de Richie de que prolongue la actuación como sea...aunque tenga que improvisar. Y es lo que hace (se saca de la manga un "Freedom" vertiginoso el tío) . Tres días más tarde Jimi Hendrix pone punto final, tal y como había exigido a la organización, "yo toco el último, chicos", a tres jornadas históricas. Eran ya las nueve de la mañana del lunes, tarde, muy tarde, los horarios se habían ido retrasando de forma lógica y la suspensión temporal por una fuerte tormenta no logró mejorar las cosas. Con él se cerraba algo irrepetible, probablemente el festival más intenso y significativo de la historia y, además, el canto de cisne del movimiento hippie (la puntilla iba a llegar solo unos meses más tarde, en Altamont, con la muerte de un espectador a manos del servicio de orden de los Rolling Stones, Los Angeles del Infierno). A partir de ahí todo cambió. <
Acercarse a lo que pasó allí, en Woodstock es una gozada. Porque pasó de todo. Parte de ello está recogido en el documental que considero (de largo) como el mejor documental musical de la historia. Michael Wadleigh supo aprovechar lo que el destino le puso delante. Un jovencísimo Martin Scorsese le ayudaba en el montaje. No les pudieron negar ni el Oscar.



Bob Dylan y The Doors fueron las grandes ausencias. Junto a Led Zeppelin. Dicen las crónicas que lo de Jefferson Airplane fue impresionante. Hendrix tocó dos horas. Nunca había tocado ni tocaría tanto tiempo seguido. Un año despues estaba muerto. Como Janis Joplin, que sin embargo aquí no estuvo muy fina. Pero en medio de los grandes había "pequeños" para los que Woodstock iba a ser un trampolín. Joe Cocker fue uno de ellos, con una versión de los Beatles de aire solidario se hizo con el himno oficial del evento. Y luego la banda del gran Carlos Santana. Nadie les conocía, no tenían ni un solo disco en el mercado, apenas cobraban por estar allí, tocaron en la difícil hora de comer del segundo día y...sin embargo con siete canciones se metieron woodstock en el bolsillo. Momentos mágicos.

viernes, 7 de agosto de 2009

Doble o nada







La foto del señor de la izquierda aparece hoy por todas partes. Se trata de John Hughes, director de cine y padre de la llamada "comedia de adolescentes". Dirigió "El club de los Cinco" y "La chica de rosa" antes de quedar exhausto con la serie de "Solo en casa". El caso es que murió ayer cuando caminaba por Nueva York. Ataque al corazón. Su foto me recordaba a alguien...a alguien...¡claro¡, al señor de la derecha: Stieg Larsson, autor de la afamada serie "Millenium" ("Los hombres que no amaban a las mujeres" y las otras). Tambien murió de un paro cardiaco. Como en verano las horas pasan lentas y hay tiempo para muchas bobadas, me voy a google con la certeza de que voy a dar con un filón de coincidencias entre los dos y...¡eureka¡...¡no hay ninguna más¡, je,je...Sencillamente se parecían (o eso creo, que sobre estas cosas ya se discute, ya...).
Esto de los dobles tiene su aquél. Dice la leyenda que todos tenemos uno, clavadito clavadito, como un espejo, pero las posibilidades de tropezarnos con él son más que remotas. A los dobles han tenido afición los dictadores (todos ello verdaderos paranoicos de la seguridad personal). Stalin, Franco, Hitler y Sadam Hussein tuvieron los suyos. Sus dobles no tuvieron una vida fácil.
El caso es que en Afganistán a un humilde artesano le hundieron la vida por parecerse al mullah Omar, líder de los talibanes. El hombre se lo contaba con toda la humildad del mundo a un reportero excepcional, Diego Buñuel, nieto del director de cine Luis Buñuel y autor de una magnífica serie de reportajes titulados "No le digas a mi madre...". El afgano contaba algo así como: "un día vino un periodista americano a mi casa y, despues de hacerme algunas preguntas me pidió que me pusiera el turbante negro y a mí no me importó y así me sacó unas fotografías...que luego fueron distribuidas como las del mullah Omar...¿ves?,¿ves?" (y aquí el hombre enseña pasquines de búsqueda y captura y portadas de diferentes periódicos donde aparece su foto como la del hombre más peligroso de Afganistán). El caso es que un misil americano no tardó en acariciar su morada, con el resultado de un hijo gravemente herido en las piernas. La familia tuvo que huir y el hombre se alejó de ella para permanecer ¡tres años¡ sin salir de un oscuro agujero (su cabeza tenía un precio). Lo cuenta todo con una resignación pasmosa.Solo despues de enseñarnos las heridas del hijo se le crispan un poco los nervios para decir..."lo único que pido es que ese hombre (por el fotógrafo) no vuelva por aquí, pues he jurado a Alá que si le vuelvo a ver le pego un tiro".
Hay gente que ha muerto por una equivocación, por parecerse a quien no debía. Y hay gente que se gana la vida por parecerse a Elton John. Es lo que hay.
Lo que demuestra que tienes que elegir muy bien a quien quieres parecerte.