miércoles, 4 de julio de 2012

Ir, mear y volver no es tan fácil

            Ya he meado, me he lavado las manos, y me las he secado convenientemente. Me aseguro de que la bragueta esté bien cerrada. Un vistazo perital al espejo. Ahí estoy. Hecho un pincel. El pantalón: impoluto, sin humedades. La nariz encima de la boca, la boca sobre el mentón y todo ello por debajo de la frente. Correcto. Tal y como debe ser. Listo para reintegrarme a mi cerveza o a la mesa en que voy a cenar o ya estoy cenando. Y, entonces, algo me paraliza. De terror. Es la manilla de la puerta de salida. La misma manilla sobre la que se han apoyado cientos de abyectas garras durante las horas precedentes. Un apocalipsis antihigiénico de aluminio. O de lo que sea. La Enciclopedia Ilustrada de las Enfermedades Contagiosas en su versión más práctica. Un objeto letal desde el que un ejército de ronchas, comezones y hongos  me susurra ven, acércate, tócanos, danos la vida. Aghhhhh. ¿Para eso el jabón, el agua, la minuciosa pasteurización personal?¿Para ahora poner mis manos sobre…eso?
            Reacciono. Intento convertirme en Uri Geller. Mover la puerta con la mente. Sin resultados, obviamente. Decido intentarlo con el codo. Me inclino. Me doblo. Soy un cartabón. Apoyo asqueado mi codo sobre la superficie de la manilla grabando en mi mente que luego he de remangarme la camisa, impedir que ese trozo de tela tenga contacto con cosa alguna. Hago presión, más y más presión cuando de pronto todo cede y alguien abre la puerta desde el otro lado y hacia mí, con el ímpetu con que el rinoceronte embiste el jeep en una peli de safaris africanos. Siento el borde de la puerta golpeando mi frente. Y caigo de espaldas, todo lo largo que soy, sobre la pútrida, infecta, maloliente superficie del servicio para hombres del puto infierno.

4 comentarios:

LUDVING VON DES WALDER dijo...

CONOZCO LA SENSACIÓN Y LA PREOCUPACIÓN, PERO ES A LA ENTRADA CUANDO ME ASALTA TAMBIÉN. LAS MANOS VAN SUCIAS, TOCAN LA MANIJA DE LA PUERTA Y LUEGO SE HACEN CON EL DELICADO OBJETO AL QUE DEBO MÁXIMA PROTECCIÓN. NO HEMOS PENSADO EN TODOS LOS SERES DIMINUTOS QUE ESTABAN ESPERANDO ESE MOMENTO PARA QUEDARSE CON Y EN ÉL. SOLO DE NUEVO, EN SU ALBERGUE, SE ENFRENTA SIN ARMAS A LOS SONRIENTES ANIMALEJOS.
MIENTRAS DOS HORRORES CRUZAN MI CUERPO. SOLO SOY CONSCIENTE DE MIS MANOS CUANDO LO MÁS PRECIADO SUFRE EN SILENCIO EL ACOSO Y MI ABANDONO.
¡OH, ALEGORÍA DE TODOS LOS DÍAS!

Bruno Pekín dijo...

Ja,ja,ja. Perfectamente expresado estimado Ludving. Higienicémonos pues en el antes y en el despues, ya que en el medio se nos supone ocupados. Salud¡.

nineuk dijo...

Recientemente lei que un estudio pormenorizado había descubierto restos fecales en el 95% de los teléfonos móviles...y no es broma.

Bruno Pekín dijo...

Agggggghhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh¡