Si uno se toma la molestia de comprobar el dinero público que se desvía a subvencionar partidos políticos y sindicatos (y sus fundaciones subsidiarias y todas las demás gaitas) corre el peligro de caerse de espaldas del susto. Un pastón. Dados los tiempos que corren, sorprende que toda esa pasta no sólo no entre en los planteamientos de los necesarios recortes sociales, sino que –muy al contrario- se haya incrementado en los últimos meses. La verdad, me toca los huevos. No sólo a mí. Al parecer, cada vez a más gente. Pero gente inofensiva, sin voz, sólo ellos (los partidos, los sindicatos, sus representantes) tienen altavoces, medios de comunicación, gabinetes de prensa (hasta que nadie demuestre lo contrario son el chollazo del periodista estos gabinetes, su walhalla, un paraíso de cuchipandas bienpagadas), en definitiva, que son dueños y propietarios de un sinfin de púlpitos desde los que día tras día, incansables, sueltan sus soporíferos sermones.
Mi experiencia, la de Bruno Pekín (parcial y subjetiva como toda experiencia) ,me dice que son los "listillos" de siempre de la empresa, los no-pego-ni-una de toda la vida los que han acabado copando en muchos casos los puestos de representación sindical, paseándose ahora de aquí para allá con un gesto de pretéritos luchadores ahora desencantados, en realidad atentos tan sólo a las prebendas que conlleva su puestecillo. Pero tambien sé que junto a ellos (y creo, sinceramente, que en franca minoría) comparten labores sindicales otros militantes, estos sí interesados en la igualdad y la justicia y los valores humanos y capaces de dejar su tiempo y energía en misiones arriesgadas, francamente comprometidas, con tal de frenar los abusos de poder. Creo por lo tanto que es a estos últimos a los que desde su posición, con urgencia y sin excusas, les corresponde plantear a sus organizaciones que deben vivir del dinero y las cuotas de sus militantes, y no de una sopa boba colectiva que no siente sus siglas para nada.
¡Ay si no de todos ellos cuando dejemos de hacer bééééééééééééééééé´¡.
(Ilustración del siempre brillante Miguel Brieva)
Mi experiencia, la de Bruno Pekín (parcial y subjetiva como toda experiencia) ,me dice que son los "listillos" de siempre de la empresa, los no-pego-ni-una de toda la vida los que han acabado copando en muchos casos los puestos de representación sindical, paseándose ahora de aquí para allá con un gesto de pretéritos luchadores ahora desencantados, en realidad atentos tan sólo a las prebendas que conlleva su puestecillo. Pero tambien sé que junto a ellos (y creo, sinceramente, que en franca minoría) comparten labores sindicales otros militantes, estos sí interesados en la igualdad y la justicia y los valores humanos y capaces de dejar su tiempo y energía en misiones arriesgadas, francamente comprometidas, con tal de frenar los abusos de poder. Creo por lo tanto que es a estos últimos a los que desde su posición, con urgencia y sin excusas, les corresponde plantear a sus organizaciones que deben vivir del dinero y las cuotas de sus militantes, y no de una sopa boba colectiva que no siente sus siglas para nada.
¡Ay si no de todos ellos cuando dejemos de hacer bééééééééééééééééé´¡.
(Ilustración del siempre brillante Miguel Brieva)
1 comentario:
A ver si este blog va a resultar que es anarquista. Cuidadín, cuidadín, que aquí todo se sabe...
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