Los próximos 24, 25 y 26 de este mes de junio se celebra una nueva edición del que es para muchos el mejor festival de música del momento: el de Glastonbury, un fiestón campestre repleto de acontecimientos culturales que data de 1970, año en el que su alma mater, el granjero Michael Eavis, impresionado por una actuación al aire libre de Led Zeppelin, decide utilizar sus propiedades del sudeste de Inglaterra para airear a los grupetes del momento y, de paso, a su sufrido público. Desde aquella rudimentaria primera edición con los Kinks hasta el día de hoy, Glastonbury ha crecido y madurado de un modo impresionante, aunque sigue conservando un legendario aire alternativo que se plasma en una alta participación de organizaciones benéficas y de defensa del medio ambiente tanto en sus ganancias como en su organización. Año tras año el evento reúne un cartel musical para quitar el hipo. Y este año no ha sido menos.
A la hora de traer hasta este blog una actuación que ilustre la atmósfera que por allí se respira uno tropieza con la dificultad de elegir, pues está en la misma esencia de este festival el que muchos de los grupos y músicos que han pisado su escenario, tal vez bajo la influencia de los hados y gnomos de los bosques que le rodean, hayan dado lo mejor de sí en actuaciones muy, pero que muy memorables. Pero con alguna me tenía que quedar, así que he optado por la electrizante presencia de Garbage, con la escocesa Shirley Manson (¡a la que los dioses colmen de bendiciones mil años más¡) haciendo de las suyas. En Glastonbury, en 2005. Ayer.
1 comentario:
Este año cuenta con una nueva espectadora: Miriam Rodero... Nos hacen viejos chaval...
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