La gota de lluvia ha ganado peso y ya está preparada, así que se dirige hacia la rampa de lanzamiento de la nube. Está haciendo cola cuando entrevé allá abajo una ciudad gris tajada en dos por una ría. "Creo que la llaman Bilbao" le dice la gota que le precede. "Ah...". Le llega el turno. Acojona un poco pero allá vamos. Y la gota cae...cae...cae...rodeada por otras como ella, todo un ejército. Es como si la ciudad entera subiera hacia ella y de pronto plaf, golpea contra una placa de titanio, se desliza, titubea en una cornisa y se precipita de nuevo para caer sobre el ala del sombrero impermeable de un japonés que se llama Kazuma Adachi y que ahora sale del museo con la idea de esta vez sí, vencer su timidez y ser capaz de comprar un paraguas de una puta vez.
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